El párroco se cabrea cada vez que ve a mujeres como Josefa dejarse la mascarilla en casa, y ha prometido dar las misas que hagan falta con tal de que todos puedan acudir a ellas sin acusar el aforo limitado.
De hecho, el Padre Montalvo ha hablado recientemente con Dios en una conversación de lo más llamativa y productiva: «Ay Dios, qué te voy a contar… Que me dejo la vida por ti», expresaba a una atrevida que estaba alucinando con la llamada.
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