Bill Morgan comenzó a ver su suerte cambiada a partir de 1999, después de sufrir un aparatoso accidente que le dejó en coma varios días e incluso fue declarado clínicamente muerto 14 minutos. A partir de entonces, se propuso cambiar radicalmente su vida.
Cambió de trabajo, abandonó su caravana para mudarse a una casa con su mujer, con la que aprovechó para casarse. Viendo que la fortuna comenzaba a ir de su lado, compró un boleto de rasca y gana y acabó premiado con un coche valorado en 20.000 euros.
Lo mejor llega cuando la televisión local se fija en su historia y le propone un reportaje sobre su cambio radical. Él acepta y hasta le parece bien la idea de recrear ese momento en el que compró el rasca y gana, ¡y qué buena decisión! Lo volvió a hacer, pero esta vez ganando la friolera de 700.000 euros.
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