El efecto que genera ‘El Juego del Calamar’ en nuestra conducta

Ver la serie del momento puede provocar en los espectadores la desensibilización de la violencia

Ana Pérez

Hay comportamientos relacionados con la violencia que se adquieren por el contenido televisivo que se suele consumir. La televisión ofrece modelos que suelen ser imitados por la sociedad. Lo mismo está ocurriendo con El Juego del Calamar, la nueva entrega de Netflix que se ha hecho viral.

La serie del momento se ha convertido en la más vista de toda la historia de la plataforma. Su argumento es lo que más engancha a sus espectadores: la serie de cosas que las personas están dispuestas a hacer debido desesperación por problemas económicos. Estas participan en un juego con pruebas infantiles, en el que si pierdes, te espera la masacre. Algo aparentemente tan inocente y fácil de entender explica su propagación por Internet.

La psicóloga Candela Molina sostiene que ‘la exposición a series violentas tiene efectos inmediatos. En el corto plazo son comunes la ira y el miedo; y aunque sean desagradables, el hecho de sentir una emoción intensa suele resultar atrayente e incluso placentero, lo que favorece que queramos seguir consumiendo este contenido’.

En el caso de El Juego del Calamar, que sea violenta y ficticia a la vez hace que la huella que nos deje sea mayor que la de una entrega que sea real. Sin embargo, esto no cambia significativamente nuestra manera de pensar de forma inmediata, pero si puede llegar a provocar alteraciones en nuestra conducta.

El Juego del Calamar hace que el espectador pierda sensibilidad y empatía

El consumo de la serie El Juego del Calamar aumenta la probabilidad de que se pueda agredir a otras personas, pero no de manera franca ‘ porque el espectador suele dar significado a lo que está viendo, tratando de conocer o entender lo que está pasando en la serie e, incluso, se evalúa a sí mismo, sus propios límites y la realidad’, argumenta la psicóloga.

Esto se debe a que no somos plenamente receptores de información, pues cada uno interpreta lo que tomamos según nuestra posición moral y la ética ante lo que estamos viendo.

Cuando se viraliza este tipo de asuntos se produce una desensibilización ante la violencia. Las consecuencias ante esto es que se reduce el sentimiento de pertenencia a una comunidad y la empatía hacia las personas.

Puede afectar de manera más severa a los niños y adolescentes al encontrarse en un periodo sensible por su desarrollo emocional, moral, intelectual cultural y social. Además, son más propensos a recibir fuertes influencias externas.

La serie del momento ha provocado que muchos pequeños imiten diferentes juegos que aparecen en la serie. Esto se debe a que ‘interiorizan esos modelos y esas experiencias como algo deseable, normalizando la violencia’, sostiene Molina.

El tipo de fenómenos expuestos en esta entrega de Netflix hace que se convierta en todo un fenómeno grupal que recibe «me gustas» y validaciones por parte de los espectadores. Es todo un refuerzo social.

Hay que tener claro el hecho de que esto puede cambiar la personalidad de los más jóvenes, por lo que hay que tener cuidado. Se puede abogar por discutir el contenido, enseñar habilidades críticas sobre lo que se está viendo, enfatizar en actividades alternativas o incentivar un consumo responsable.

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