Este mayo se cumple un año desde el fallecimiento de Aless Lequio. Desde entonces su madre, Ana Obregón, vive con un duelo a cuestas con el que no le está siendo fácil cargar pero que gracias al apoyo de los suyos y de la meditación se hace más liviano.
La actriz trata de seguir adelante con el recuerdo de su hijo muy presente, razón por la que decidió continuar con uno de los proyectos de Aless en su honor, la creación de una fundación para apoyar la investigación en la lucha contra el cáncer y a la que puso su nombre: Fundación Aless Lequio.
En el primer aniversario de la muerte de su hijo Ana Obregón reúne fuerzas para hablar de cómo fueron las últimas horas del joven y cómo hay detalles con los que convive en casa como si el mundo se hubiera parado aquel 6 de febrero de 2020, cuando abandonaron su hogar para ingresar en el hospital.
La actriz confiesa que no ha podido cambiar de sitio un abrigo que Aless dejó en el sofá antes de marchar a Barcelona, donde ingresaría en el hospital que le trataba y del que ya no volvería a salir. «Tal cual lo dejó ahí está. No lo voy a mover nunca«, ha expresado Ana Obregón en una charla para la revista Vanity Fair.
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Este comportamiento de no cambiar las cosas de sitio es muy común en madres y padres que han perdido a sus hijos. Dejarlo todo como estos lo dejaron (su cuarto, su armario) forma parte del duelo y sirve a las familias para tenerlos aún más presente. De alguna manera esto les hace sentir que siguen ahí.
También mantiene intacta una maleta que le había preparado para el hospital. «Hasta le había comprado unos calzoncillos y ahí están en la maleta. Todo está igual desde el 6 de febrero«, añadía esta.
Ana Obregón ha aprovechado esta sincera charla para hablar de algo que hasta ahora no había podido verbalizar públicamente, y es cómo fueron los últimos momentos antes de fallecer su hijo.
«Tuve 48 horas para hacerme a la idea. Me había ido al apartamento a duchar y me quería echar una hora, pero le acababan de hacer un TAC y Alessandro me llamó: ‘Ana, ven. Ya no hay tiempo’. Estuvimos 48 horas cogiéndole los dos de la mano… Y así se fue. Me quedé abrazada a él bastantes horas. Luego se lo llevaron», narra esta. Unas palabras que conforman un relato lleno de dureza.
Tras su muerte, la actriz confiesa que se quedó sin habla y tan solo podía comunicarse por WhatsApp. «Durante los primeros tres días solo quería irme, pero qué difícil es«, agregaba. Aunque es un dolor que le acompañará de por vida, Ana Obregón consigue avanzar en el camino que es la vida asumiendo la ausencia de su hijo sin dejar de tenerle presente en ningún momento.
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