Noticia

El descontrolado ataque de risa de Álvaro al ver a su suegra

"¿No te alegras de ver a tu suegri?"

Alvi Ferrante

La historia de Álvaro y Rosario parece de chiste, pero no, es anécdota. La joven pareja, que llegaba muy segura a La Isla De Las Tentaciones, se rompía en cuestión de segundos y demostraba ser un auténtico bluf.

Los jóvenes están viviendo el concurso de la misma forma que lo hacían con su relación: toxicidad, poco amor y venganza en forma en cuernos. Vamos, un auténtico desastre que demuestra lo que son (o eran) como pareja y personas.

La pareja menos pareja de la Isla De Las Tentaciones

Rosario que no solo ha caído con Suso, sino también con Simone, ha olvidado por completo trama con la que venía al programa. ¿Acaso se piensa que es tentadora y no pareja? Álvaro, por su lado, justificaba su caída al pecaminoso terreno de la infidelidad con Sabela como consecuencia de la actitud de «su Rosario» (a la que ama profundamente).

Pues bien, La Isla De Las Tentaciones nos tenía guardado un as bajo la manga. Desconocemos si esta dinámica volverá a repetirse en lo que queda de concurso o si solo ocurrirá esta vez. Charo, madre de Rosario y suegra de Álvaro aparecía en la hoguera dispuesta a darlo todo.

El encuentro entre Charo y Álvaro

La cara de Sandra Barneda, a pesar de que ella contaba con la información de este encuentro, era un auténtico poema. Charo empezaba fuerte con un: «Educación ante todo. ¿No te alegras de ver a la suegri?». Suspicacias aparte, la madre intuía que la relación no estaba pasando su mejor momento y acertó de lleno.

«Yo sé que tú quieres mucho a Rosario, igual que la amo yo. Es fuerte. Es fuerte» decía Álvaro a su suegra con convicción. Tras los minutos iniciales de tensión, el joven estallaba en un ataque de risa ante lo surrealista de la situación y la cara de póquer de Charo.

Pronto comenzaron los reproches. Álvaro informaba de la situación que atravesaba la pareja mientras la madre quería saber antes que nada quién había sido el primero en caer, a lo que el joven respondía con un seco «Rosario». Como no podía ser de otra manera, la madre defendía a su hija argumentando que su hija estaría muy cansada y que a lo mejor Álvaro «se lo había ganado».