Nada más localizar a la atrevida, va a descubrir que la calidad de la línea es muy mala. Demasiado ruido que, como no podía ser de otra manera, es culpa de la propia cliente.
Como era de esperar, la mujer se ha cabreado con ello y le ha asegurado que la culpa siempre es de la compañía en estos casos. A partir de entonces, la conversación va a venir cargada de insultos y gritos de uno y otra.
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