El primero de ellos tiene que ver con el crecimiento de los bebés y la posibilidad de que algunas partes aumenten mucho más en proporción con el resto. Aquí está la duda de María José, una madre que se pregunta si es «normal» esta diferencia entre la cabeza y el cuerpo del niño.
Para que aparque las preocupaciones, nuestra pediatra le aconseja que mida el «perímetro craneal» y vaya calculando cómo evoluciona en tamaño. «Solo nos preocuparemos si crece a una velocidad exagerada y hay alteraciones en su desarrollo», recalca la Doctora Di.