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Desmentimos los mitos que existen sobre los gatos

La mala suerte y que sean ariscos son afirmaciones falsas

Ana Pérez

Hay muchas creencias sobre los gatos que generan mucha controversia. Desde siempre un gato ha despertado mucha curiosidad entre los hombres, los cuales han escuchado leyendas urbanas acerca de este animal de manera constante.

Existen muchas afirmaciones sin ninguna base científica acerca de los felinos. Esta mascota enigmática por antonomasia tiene un carácter meditativo.

En este artículo desmontamos los principales mitos de los gatos.

Los mitos de los gatos que debemos refutar

 

Una de las afirmaciones más sostenidas es que los gatos negros traen mala suerte. Esto se debe a que en la Edad Media se les consideraba sospechosos y empezó a pensarse que eran brujas encubiertas. En la actualidad, se está llegando a considerar que los gatos negros traen buena suerte.

También existe el prejuicio de que los felinos son animales ariscos. Su forma de ser no es comparable con la de los perros, pues no podemos pretender que se comporten igual cuando tienen diferente especie.

No hay que olvidar que los gatos conservan el instinto salvaje de sus antecesores, y como tal, les gusta sentirse libres . Su territorio es sagrado y lo defenderá a toda costa. Es por ello que puedan parecernos huraños, pero es consecuencia de su jerarquía.

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Se suele decir que estos animales son traicioneros. Pero, que sea solitario no quiere decir que no pueda ser sociable. Su instinto cazador, intrínseco en su manera de ser y de actuar, hace que conserven este tipo de características.

Otra de las cosas que se cree es que los gatos siempre caen de pie, pero es así. Es cierto que son muy flexibles, pero aunque caigan de pie a una determinada altura, ya sea alta o baja, pueden lesionarse.

El clásico entre los clásicos es que los gatos y los perros se odian. Esta creencia es falsa, ya que pueden convivir perfectamente en una misma casa y respetar los espacios del uno del otro.

Se dice que el ronroneo de los gatos se da porque están felices. Esto no es cierto del todo, ya que también pueden ronronear por alguna dolencia o ante una situación que les de miedo.

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