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David Bustamante se enfrenta a una reincidente Verónica Forqué

"Yo voy de buena hasta que se me falta el respeto"

Alvi Ferrante
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Verónica Forqué vuelve al ataque (y menudo ataque al pobre David Bustamante). El equipo de MasterChef Celebrity se trasladaba hasta Comillas (Cantabria) para llevar a cabo la segunda prueba. No nos extraña que hasta la gorra de Victoria Abril saliera volando. ¡Menuda tensión!

Divididos en los dos habituales equipos: el rojo y el azul, los aspirantes debían preparar un menú de cuatro platos para cien comensales. Por supuesto, y haciendo gala del entorno que les rodeaba, dichas creaciones contaban con los mejores productos de Cantabria.

Verónica Forqué, lady rabanito enlentecido

La mítica actriz parecía no haber aprendido de su anterior capitanía: Forqué había quedado retratada como una auténtica tirana. Aunque el capitán del equipo azul era Eduardo, la actriz no debió darse por enterada.

Sintiéndose coronada como jefa de un barco, cuyos marineros hacían lo posible por evitarla, la actriz volvía a traer como compañero de cocina a su más oscuro monstruo interior.

«Verónica, por favor, necesito los rábanos para hoy» Eduardo desde el inicio veía como su compañera, escondida bajo una gorra, se tomaba su tiempo para preparar su parte. «Pero, ¿cuántos necesitas, jefe?» preguntaba la actriz a lo que el modisto respondía desfallecido: «Te lo he dicho mil veces. 100 trozos de rábano».

Verónica Forqué, en su relato sobre la prueba, no adjudicaba ninguna maldad a su joven capitán: «Eduardo no sabe lo que es la palabra venganza. Y yo tampoco». Uy, Verónica, no podemos fiarnos de ti ni un poco.

«No confío nada de ella»: Eduardo, agobiado ante la lentitud de la actriz, encontró la serenidad gracias a Terelu: «Es más importante que haya puré de boniato que que haya un plato con medio rábano».

David Bustamante para los pies a Verónica Forqué

Los rábanos y la actitud de Verónica Forqué terminaron con la paciencia de David Bustamante. El artista, que en desde el inicio de la prueba lo había dado todo, se encontraba con una desafiante Forqué que escupía fuego por la boca.

«¿Sigo?» Bustamante se ofrecía a su compañera para terminar de una vez con los dichosos rábanos. Forqué despreciaba su ayuda para, acto seguido, requerirla: «¿Nene, ¿quieres hacer algo? Pela, corta, esta cosa».

Bustamante, sin mayor aclaración, se acercaba a la bandeja que había señalado Forqué: «Pero, ¿esto no estaba hecho ya?» a lo que la actriz respondía tajante: «Haz lo que te he dicho. Si no, no te lo diría. No me contestes con otra pregunta. Eso no es trabajar en equipo».

El artista, dándole la espalda a Verónica, comenzaba a calentarse: «Tenéis un pelín que parece que estáis mandando, chica. Conmigo no va ese rollo». Eduardo, en su papel de capitán, irrumpía para calmar las aguas: «¿Qué pasa David, cariño?».

La actriz que seguía, cómo no, con el corte del rábano, farfullaba por lo bajini: «Si no, no digas hago algo. Estás callado, a tus cosas». Bustamante se defendía del huracán Forqué: «Soy super buen rollo si me tratan con respeto».

La actriz, sin mirar al cantante a la cara, le increpaba: «Pero, ¿qué respeto?». Pregunta que entendemos viendo el nivel tan mínimo de buen trato que la actriz tiene a sus compañeros.

Eduardo Navarrete, rendido y rodeado de rábanos

Pasado el enfrentamiento inicial, Bustamante se calmaba, resignaba para aceptar los requerimientos de la actriz: cortar rábanos. Vamos, lo que había dicho él desde un inicio. Sin embargo, Eduardo detenía a sus compañeros: «Verónica, la encargada de los rábanos eras tú. Deja de liar a la gente».

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El capitan terminaba derrotado: «Si tuviese que volver a coger a Verónica, le haría una camisa preciosa. Una camisa de fuerza divina en un tejido que no rompa. ¡En una pana!».

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