Por momentos vemos cómo se aleja la situación de crisis que hemos vivido con el coronavirus el último año y, sin embargo, vemos cómo inevitablemente toma partido una pandemia peligrosa también a otros niveles: hablamos de la pandemia del miedo, de la incertidumbre y el golpe psicológico.
En este escenario han lidiado y continúan lidiando muchas personas, y Dani Martín es una de ellas. Una vez más, el artista se ha sincerado con sus seguidores sobre el aprendizaje que hemos vivido este último año desde su situación personal con la que muchos lograrán identificarse.
El de Portales ha compartido un texto íntimo y valiente a través de un símil en el que un coche se rompe por piezas y él trabaja por reconstruirlo y hacerlo funcionar de nuevo. Ese coche es él mismo, ¡qué palabras tan sinceras!
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«Vaya año de aprendizaje: se me rompió el motor, se me pincharon las ruedas, se me oxidó todo por querer ir en marcha todo el rato y no saber disfrutar de estar parado. Sólo sabía rodar, no miraba las flores ni escuchaba el mar, no saboreaba el placer. Sólo sabía sobreponerme y seguir rodando. Qué agradecido estoy a la obligación que la vida me ha impuesto«, comenzaba este en un texto que ha compartido a través de una publicación en su cuenta de Instagram. Te suena este sentimiento, ¿verdad?
La situación no ha sido fácil para nadie y Dani Martín ha reflejado el golpe psicológico que ha supuesto el último año y cómo se ha tenido que reencontrar con su yo del pasado. «Me rompiste el coche, me lo paraste en un desierto sin agua, sin sombra, sin nadie. Sólo conmigo, con el que hacía 20 años que no estaba, ¿cómo iba a querer si no me quería a mí? Sólo quería rodar y rodar, el aplauso y más aplausos… ‘Jódete y conócete’, me dijiste, y así fue«, ha añadido este.
El artista cuenta cómo la vida le ha ido dando nuevos retos para trabajar en sí mismo. «Primero vas a estar 4 meses contigo, a la fuerza. Después te pondrán la cara colorada por tu cobardía en muchas cosas, por tus errores, por dejar al personaje mandar. Silencio largo, muy largo. Fundido a negro«, cuenta este en un intento por reconocer cómo el personaje a veces se ha apoderado de la persona que hay detrás.
En medio de toda esta incertidumbre en la que nadie entendía nada, los miedos se apoderaron también de Dani Martín: «Tengo miedo, mucho miedo, tengo sed, quiero caminar, correr, enamorarme, querer de verdad, atreverme, olvidarme de gustar a todos, acariciarme a mí, al imperfecto, al real»
Pero, ¿qué ha aprendido el cantante de todo esto? Que el éxito es «peligroso» y que también lo es «vivir solo en él y no tener otra vida donde también resida tu autoestima«. Tal y como define Dani, «el éxito es una droga» y él también ha estado enganchado a ella.
«La vida es muy corta, quiero ser feliz abajo también, no solo en la nube. Estoy arreglando el coche, va a ser un coche artesanal que parará cuando vea el mar. Que servirá para compartirlo. Mi coche olerá a mí. Estarán todos mis trastos y mis verdades por el suelo. A veces se estropeará y volveré a parar para arreglarlo con amor, sin juicio por haberlo roto, sin exigencia. Tengo las manos llenas de grasa y me encanta«, termina diciendo este, un texto que firma con su nombre completo, Daniel, señal de que son palabras que salen de la persona, no del personaje.
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