Siempre se ha sabido lo poco que les gusta el agua a los gatos. Pero, si las temperaturas son muy altas puede ser un gran riesgo para su salud que ellos no se hidraten, incluso que no se mojen la cabeza.
Antes de llegar a la situación de que el felino sufra un golpe de calor, lo mejor es prevenir. Lo primero que debes evitar es que el animal salga a la calle en horas de alto calor. Sabemos que les gusta mucho escaquearse y andar por la calle, pero hay que intentar que se quede en casa. Los gatos no tienen un sistema de regulación térmico por lo que el calor les afecta de forma muy severa.
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Hay que tener en casa bebederos con agua fresca y limpia para que beban en cuanto se les antoje. No son mucho de beber, pero el verano hace que esto se les olvide y busquen algo que les calme la fatiga.
A los perros se les puede mojar con la manguera o la ducha, pero con los gatos mejor ni intentarlo. La forma más sencilla es conseguir que se tumbe en una toalla húmeda. En lugar de estar sobre el suelo o sobre su cama, si se tumba sobre una toalla que hemos mojado le servirá para refrescarse. Seguro que se empieza a sentir a gusto e incluso te deja que le pases la toalla húmeda por zonas claves como la tripa o cabeza.
Los hielos pueden ser una solución ya que les sirve como juguete, pero este truco solo sirve si estas con ellos ya que puede ser peligroso. Hay que controlar el hielo en todo momento por si, al derretirse, intenta llevárselo a la boca y se atraganta.
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