Aunque no consideramos que una mujer ha llegado a la menopausia hasta que no lleva un año entero con ausencia de menstruación, los primeros síntomas pueden notarse meses antes.
Entre otras muchas cosas, la bajada brusca de estrógenos durante esa época, que tienen un papel protector del cabello entre otras cosas, hace que el pelo se vea afectado durante la menopausia en una pérdida de densidad y grosor, además de un aumento de caída y una disminución del brillo.
Al ser un proceso biológico natural no podemos evitarlo pero si prevenirlo con ejercicio, una dieta sana y con suplementos que equilibren la carencia de determinados nutrientes, eso si, siempre con supervisión médica.
Una dieta saludable es esencial ya que nos aportará los nutrientes necesarios para que el folículo funcione correctamente.
Consume verduras y hortalizas, legumbres, lácteos desnatados y pescado e intenta evitar los alimentos ultraprocesados y los azúcares.
Consume alimentos ricos en vitaminas A y B y en hierro, magnesio, calcio y zinc.
Es posible que tengamos que lavarnos menos el cabello ya que durante la menopausia el pelo produce menos sebo y se ensucia menos.
Elige champús redensificantes que ayuden a mejorar la pérdida de densidad y volumen. Además es importante utilizar productos que hidraten, cómo mascarillas, para prevenir la sequedad.
Beber agua es importante para hidratar todo el organismo pero también el cabello por ello es esencial aumentar el consumo de agua durante la menopausia y perimenopausia, ya que asegura una buena circulación y oxigenación de las raíces.
Aunque te parezca que ejercicio y cabello no están relacionados si lo están y mucho.