Cada uno somos diferentes a la hora de dormir en cuanto a postura, edredón, colchón e incluso almohada. Pero, ¿es esta última es realmente necesaria?. Una buena almohada sirve para mantener la columna alineada en distintas posiciones para dormir y prevenir el dolor de cuello, hombros o espalda.
Pero algo esencial es escoger la almohada correcta, con el grosor adecuado para la postura en la que solemos dormir. Si no la escogemos bien, lo normal es que adoptemos una mala posición y acabemos con distensión muscular y malestar general.
Por ejemplo si es demasiado alta puede desalinear el cuello con la columna y las extremidades inferiores, y provocarnos dolor cervical o lumbar.
Según los expertos una buena almohada debe permitir una buena respiración, mantener la columna recta y aliviar las presiones en cervicales y mandíbula.
Tal y cómo recoge eldiario.com, según la National Sleep Foundation, «el objetivo de una buena almohada es mantener la cabeza en una posición neutral para que descanse sobre los hombros y no quede ni demasiado atrás ni muy hacia adelante.»
Materiales como el látex o las plumas deben evitarse para prevenir alergias y además los fisioterapeutas aconsejan usar una almohada auxiliar de fibras huecas entre las rodillas si dormimos de lado, o debajo de ellas si lo hacemos boca arriba, para evitar flexionar la rodilla.
En cuanto a dormir sin almohada solo es recomendable para personas que están toda la noche boca arriba, se mueven poco y tienen una complexión pequeña. Si no corren el riesgo de sufrir dolores musculares al inclinar ligeramente el cuello durante tantas horas.
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