Hay diferentes tipos de cremas de protección contra el sol, así como diferentes maneras de aplicarlas en nuestro cuerpo. Elegir la correcta no es una tarea sencilla ya que hay que tener en cuenta diferentes aspectos. Además, para la sorpresa de muchos, que el precio sea elevado no es sinónimo de mejor calidad.
Lo primero en lo que insisten los expertos es que hay que elegir el más adecuado a nuestro tipo de piel. Pero, además, hay que usarlo de manera frecuente y aplicándonos el producto cuando pase un rato o, si estamos en la playa o piscina, cuando salgamos del agua. Incluso en los días nublados o estando debajo de la sombrilla es importante proteger la piel ya que los rayos del sol nunca se esconden.
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No todos los protectores nos protegen de lo mismo. El sol tiene diferentes radiaciones que afectan a nuestra piel de distintas formas. Hay que fijarse el factor de protección solar que usamos ya que este indica el tiempo que puedes permanecer al sol sin quemarte. Aún así, la piel sufre si escoges factores muy bajos. Están las siguientes opciones.
Pero el factor de protección no es en lo único que debes fijarte. Debes tener una crema solar que te proteja de los rayos UVA (con los que la piel se envejece) y los UVB (con los que salen quemaduras). Estos rayos son muy peligrosos ya que además de estos riesgos, aumenta también la posibilidad de desarrollar algún tipo de cáncer de piel.
La piel de los niños es más sensible a los rayos ultravioleta por lo que el factor de protección debe ser el más elevado. Pero ¿Cómo debemos echar la crema en nuestro cuerpo?
Hay que extender la crema por todas las partes del cuerpo sin dejar ningún hueco sin proteger. Además, hay que estar pendientes de la hora ya que, mínimo, al paso de 2 horas debes volver a echarte crema.
Al escoger el producto no tengas en cuenta el precio, sino la etiqueta. Además del estudio de la OCU, tu mismo debes leer los ingredientes y detectar cuáles debes rechazar. Estos componentes son algunos por los que debes evitar comprar ciertas cremas solares: