La vida perfecta no existe, pero ser feliz es mucho más simple si conseguimos ser estables mentalmente. Hay muchos factores que nos perjudican a la hora de poder estar tranquilos y sin sufrir altibajos: el estrés, la ansiedad, rutinas de trabajo duras, presión externa, interna…
Nuestra mente se ve perjudicada por diversos agentes y ni si quiera nos damos cuenta de ello. Seguro que alguna vez has notado que algo no está bien dentro de ti, pero no consigues dar con lo que te provoca esa sensación. No estar del todo bien contigo es un problema que va por dentro y que cuesta definir, pero todo se basa en la estabilidad emocional.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que nadie nos conoce mejor que nosotros mismos. Por eso no hay que mirar para otro lado ignorando que nos pasa algo. Es muy importante pedir ayuda, pero primero hay que escuchar a nuestro cuerpo y a nuestra mente para poder expresar lo que sentimos. Este proceso de autoconocimiento es interno y es un trabajo que todos deberíamos hacer diariamente.
También puedes leer:
Salud mental: cómo cuidarla para ser más feliz«Applícate» para eliminar el estrés con técnicas de relajación
La fatiga pandémica puede revertirse: recupera tu bienestar mental con estos cambios
Algo que también debes seguir al pie de la letra es la fidelidad contigo mismo. No te dejes llevar por etiquetas o cánones sociales porque no siempre se puede encajar en un sitio determinado. La estabilidad la da la paz y estar pendiente de lo que piensen los demás, incluso machacándonos, no beneficia.
No hay unas pautas concretas que te llevarán de forma inmediata a la estabilidad emocional y mental. A lo largo del día recapitulamos diferentes acontecimientos, interactuamos con varias personas y vivimos diferentes situaciones que pueden afectarnos por dentro, aunque no lo estemos notando. Todo pasa factura y todas las emociones se van catalogando. Por eso al final del día debes pararte a pensar qué has pensado, qué has sentido y todo lo que te ha aportado lo que has hecho.
Todo se basa en realizar un análisis interno y externo. Lo mencionado anteriormente nos lleva a recomendar la realización de un análisis DAFO. Esto consigue en analizar nuestras debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades. Con la ayuda de este análisis nos conoceremos mejor y seremos capaces de identificar las emociones que nos aportan o que nos desgastan, para poder deshacernos de las ‘malas’.
MÁS SOBRE: