No es casualidad que cuando pensemos en cómo cocinar con miel una carne, uno de los primeros platos que venga a nuestra mente sean las típicas costillas barbacoa tipo americanas. Efectivamente, a la carne de cerdo le va estupendamente el aderezo con miel y su resultado no solo se notará en el sabor, sino también en ese toque jugoso que aportará a su exterior. Una de las formas más sencillas de aplicarla será pintando las costillas, solo con miel o con una mezcla que te guste, como miel y mostaza. Tan solo tendrás que pintar la carne antes de introducirla en el horno y seguir la receta que más te guste, ¡ya verás qué toque!
Eso sí, te recomendamos tener en cuenta que la miel de color claro suele ser más suave y las más oscuras son las que cuadran mejor para los asados de carne.
Pero más allá de costillas o asados, la miel también puede ser una opción perfecta para crear una buena salsa para acompañar tus carnes. Dependiendo de con qué la combines obtendrás un resultado dulce, semidulce o agridulce.
Añadir un toque de miel a una vinagreta puede dar un aire completamente renovado a tus ensaladas y ayudarte a variar de sabor sin renunciar a comer sano. Por ejemplo, mezclando un poco de aceite de oliva, vinagre balsámico y un poquito de miel conseguirás una vinagreta para chuparte los dedos.
Si te gusta mucho la miel, siempre puedes añadir un chorrito de miel directamente a la ensalada. En este caso ligará mejor con aquellas que llevan frutos secos, picatostes o cebolla crujiente.
Además de su gran valor nutritivo, la miel es una gran fuente de energía y destaca por sus propiedad antioxidantes, por sus vitaminas, sus potentes efectos contra los resfriados y catarros. Además, es un relajante natural y, si lo añadimos a una bebida caliente, como té, nos ayudará a conciliar el sueño.
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