El último año no ha sido especialmente fácil para Blas Cantó. A pesar de que el pasado mes de mayo el artista cumplía uno de sus mayores sueños al representar a España en el Festival de Eurovisión, el camino estuvo lleno de baches y piedras que emocionalmente fueron devastadoras.
Una de las situaciones más difíciles por las que atravesó el artista fue la muerte de su abuela Joaquina, una de las personas más importantes de su vida y a la que terminaría dedicando la canción que llevó al certamen europeo, Voy a quedarme.
Estos días se cumplía un aniversario muy triste, aquel en el que su abuela empeoró tras haberse contagiado por coronavirus y Blas Cantó quiso sincerarse con sus seguidores contando cómo vivió aquel triste día. «Un día como hoy, hace justo un año, mi familia, amigos, conocidos y yo empezamos una red de oraciones por mi madre de mi alma, mi abuela Joaquina«, expresaba este a través de una publicación de Instagram.
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El artista no ha dejado nunca de destacar la labor de los sanitarios y se ha mostrado muy agradecido con todos aquellos que lo han dado todo por salvar vidas. No obstante, en el caso del ingreso de su abuela se toparon con un profesional que, según cuenta, les negó un respirador.
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«Al que nos negó el respirador el primer día, engañándonos y diciéndonos que en ese hospital no tenían, le deseo que su familia no se contagie de esta mierda«, compartía entonces. Nuevamente ha tenido palabras para él, aunque asegura haber hecho en este tiempo un ejercicio de perdón.
Aquel día el artista tuvo que ir a grabar la gala de año nuevo, aunque su cabeza estaba en otro lugar: «En mi cabeza, las palabras del médico que le robó tiempo a mi abuela, el mismo que el día después de su funeral me envió un mail despiadado y cruel que nunca verá la luz porque me considero buena persona y no quiero destrozarle la vida como nos la destrozó él a nosotros«, agregaba el murciano.
Blas Cantó tiene grandes amigos que en esos tiempos duros para el artista hicieron acto de presencia para brindarle todo su apoyo. «Esa noche nos recorrimos Madrid en busca de un poco de tiempo, de un poquito de fe. Mis ángeles fueron Beatriz Luengo, Yotuel, el Padrino, Dangelo, mi tío Gabriel, mi madre y un sinfín de amigos«, comenta.
«Una trenza, una rosa y una caja china. Todo eso me llevó a un lugar sagrado, de noche, y encontré a una mujer que se llamaba Ester Murcia ¿casualidad o destino?«, añade.
Un año después de aquello, el artista confiesa estar «casi entero«. Han pasado muchas cosas en este último año nada fácil para Blas Cantó. Afortunadamente el artista ha logrado salir a flote y utiliza su experiencia como lección para todos: «no olvidemos a nuestros mayores, no los abandonemos. Abrázalos porque quién sabe si mañana alguien decide que ha llegado su momento«.
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