Así mismo, aseguran que si algo nos ha enseñado esta pandemia es que «todos en este mundo están conectados biológicamente por una red microscópica de gérmenes y partículas» y que en esta lucha vamos a la par, sin distinción de países ricos y pobres ni distinción por razas o edades.
Aunque sí que hay distinción a la hora de implicarse, pues estos aseguran que los países ricos y desarrollados tienen que ser los que lideren la lucha dada sus capacidades y economías, para que los avances conseguidos lleguen a todos por igual.
Los Gates consideran fundamental «priorizar la equidad» de cara a una nueva pandemia, pues cuando se infectan sociedades, se «explotan las desigualdades preexistentes«, como ocurrió con otros brotes de enfermedades como el zika o el ébola.
La llegada de una próxima pandemia es una realidad, tal y como anuncian estos en el artículo. La historia nos ha demostrado que cada cierto tiempo vivimos brotes de enfermedades que pueden descontrolarse y causar lo que ha causado el coronavirus. Cierre de negocios, bloqueo entre países… en nuestra mano está actuar antes de que eso ocurra.
«Hasta que las vacunas lleguen a todos, seguirán apareciendo nuevos grupos de enfermedades que crecerán y se extenderán«, expresan. «No es demasiado pronto para empezar a pensar en la próxima pandemia. La desafortunada realidad es que COVID-19 podría no ser la última pandemia. No sabemos cuándo llegará, o si será una gripe, un coronavirus o alguna enfermedad nueva que nunca antes habíamos visto«, añaden.
Según Bill y Melinda Gates, para frenarla tenemos que poner en práctica todo lo aprendido. «Aunque el mundo no se preparó para la CoVid-19, nos beneficiamos de las acciones tomadas en respuesta a brotes pasados«, explican estos a modo de ejemplo.
Estas son algunas de las medidas que los Gates recomiendan tener en cuenta de cara a la nueva pandemia:
– Se deben poner en práctica las «plataformas de megadiagnóstico», capaces de evaluar hasta al 20% de la población mundial en una semana.
– La rapidez en el uso de «anticuerpos monoclonales» que con el coronavirus no llegaron a ponerse en práctica hasta noviembre, uno de los tratamientos más efectivos y que tantas vidas podría haber salvado.
– Un sistema de alerta global mediante el cual se pudiera detectar una anomalía en la detección común de patógenos. A día de hoy no existe este sistema a gran escala. Para ello sería conveniente realizar simulaciones que ayuden a saber cómo actuar en caso de toparse con una infección novedosa.
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