Tratar la piel grasa puede suponer un verdadero quebradero de cabeza si desconocemos las razones y los remedios más adecuados para este tipo de piel. Sin embargo, tenemos una buena noticia, y es que las investigaciones y los consecuentes tratamientos estéticos para pieles grasas continúan apareciendo.
¿Uno de ellos? El zinc.
La piel produce grasa de forma natural a fin de mantener una correcta hidratación y evitar la sequedad producida por los agentes externos.
Sin embargo, el problema sucede cuando tu piel comienza a producir un exceso de sebo o grasa y genera el ambiente idóneo para espinillas, puntos negros, poros abiertos y brillos, especialmente en la conocida como zona T.
La piel grasa es, junto a la piel seca, mixta y piel sensible, un tipo de piel. Sin embargo, es cierto que distintos factores pueden repercutir en un cambio repentino del aspecto de tu piel, entre los que se consideran el estrés, una alimentación inadecuada con altos niveles de azúcar, falta de hidratación o, incluso, una rutina facial demasiado abrasiva.
Si, en cambio, las razones de la grasa en tu piel se deben a la genética, no solo una limpieza e hidratación resultan esenciales, sino que puedes aplicar tratamientos específicos para pieles grasas.
El zinc es un mineral que actúa reparando y cuidando los tejidos dañados y es empleado, particularmente, para el tratamiento de lesiones en la piel, tales como acné y heridas pequeñas.
Ya sea por vía tópica (piel) o vía oral, el zinc puede ayudar en la regulación del sebo y la cicatrización de la piel dañada alrededor de los granitos, producto del acné.
Uno de los principales motivos por los que recurrir al zinc es debido a sus efectos antiinflamatorios, adecuados para tratar las lesiones producidas por una producción excesiva de grasa.
De hecho, se considera que una deficiencia de zinc puede propiciar la aparición de acné, por lo que en ciertos casos es recomendado tomar suplementos de zinc de forma moderada, a fin de evitar un exceso de este mineral en el cuerpo.
Además, el zinc también posee propiedades astringentes, esto es, favorece la sequedad, matificación y cicatrización de la piel.
Y, por último, funciona como un antioxidante, neutralizando los radicales libres, causantes del envejecimiento de la piel y la falta de elasticidad de la misma.
El zinc para uso tópico puede encontrarse en productos limpiadores como agua micelar o lociones que, además de limpiar y refrescar, purifican la piel.
También en mascarillas para la piel que posean zinc como principio activo; así, además de limpiar en profundidad, se logra una piel suave, sin exceso de grasa y descongestionada.
El zinc es un mineral empleado en el tratamiento de caída del cabello, piel grasa, curación de heridas, acné e inflamación. También repercute en el adecuado funcionamiento del sistema inmunológico y se estudia su repercusión en otros campos, como en la fertilidad. ¿Qué más se le puede pedir a esta maravilla de la naturaleza?
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