Un buen día, Paco el estanquero se despertó de la siesta rodeado de agentes de la policía y bomberos. Asustado y confuso, no daba crédito, «si sólo me estaba echando la siesta».
Lo cierto es que los vecinos habían observado al estanquero tumbado en el sofá de su local, y pensaron que algo no andaba bien. Intentaron despertarle sin éxito y finalmente contactaron con las autoridades.