De origen más bien humilde, Maluma se ganaba la vida vendiendo sándwiches en el recreo para poder sacar algo de dinero, pero también desarrolló otra afición con la que terminó descubriendo su gran pasión.
«Mis amigos, cuando se peleaban con sus novias, me decían que les ayudara a escribir sus cartas de reconciliación, y ahí fue donde me di cuenta de que tenía un don para la composición y escribí mucha música«, expresaba en la revista Estilo DF, declaraciones que recoge Vanitatis.
Primero coleccionó esas composiciones, hasta que le llegó la oportunidad de materializarlas en canciones gracias a un tío suyo, que le permitió ir a un estudio de grabación. Es una persona muy familiar, tanto es así que lleva en su nombre artístico las primeras sílabas de sus padres y su hermana: Marlli, Luis y Manuela.
«Escribir es algo genético, mis papás no son escritores pero son personas que cargan grandes sentimientos, y cuando los cargas definitivamente puedes hacer poesía, cartas o música«, añadía a la misma revista, confesando que a él le gusta compartir sus propias historias.
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