Cocinar suele ser relajante y muy gratificante sobre todo cuando las cosas te salen bien y la gente lo disfruta. Sin embargo las cosas no siempre son así, a veces por muy buena voluntad que le pongas la terminas liando con alguna receta. Demasiada sal, lentejas que se queman o demasiado picante…pero no todo está perdido.
Te damos algunos trucos para arreglar esos pequeños desaguisados y salvar tus platos. El primero de ellos tiene que ver con una de las cosas que nos pasan con más frecuencia, que echamos demasiada sal. Solucionarlo es relativamente sencillo, si se trata de un guiso vierte algo de agua, así el sabor salado se diluirá. También puedes añadir alguna verdura pochada con sabor dulce (patata, zanahoria o cebolla) y dejarlo cocer un rato junto.
Pasarse de picante es más complicado de arreglar ya que se trata de un sabor muy fuerte. Prueba a rebajarlo añadiendo algún lácteo (nata líquida o leche de coco pueden servirte) e incluso algo de fruta al plato.
Si has hecho caldo y te ha quedado demasiado grasiento, mételo en la nevera hasta que la grasa quede sólida en la parte de arriba y retírala. Si unas legumbres te han quedado con demasiado líquido, retira parte con un cazo y tritúralo con parte de las legumbres, vierte la mezcla y remueve. Te quedarán más consistentes.
Otra cosa que nos suele pasar con bastante frecuencia es que se nos pase la pasta y nos quede demasiado blanda. En este caso retírala del fuego y escúrrela, si se te ha pasado poco, lávala en el mismo escurridor con agua fría y saltéala en la sartén con un poco de aceite. Si se te ha pasado mucho úsala para hacer una sopa o gratínala en el horno en una fuente con aceite y el resto de ingredientes que tenías pensado echar.
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