Con poco más de 20 años Antonio Orozco se quedó huérfano de padre después de que este falleciera en un accidente laboral. Este acontecimiento le hizo madurar de golpe y convertirse en el cabeza de familia, teniendo que trabajar para sacar adelante a los suyos.
Estamos hechos de las experiencias que vivimos y en el caso del artista catalán se hace muy visible. Este hecho que le obligó a ser un hijo presente y a participar de forma activa en la economía familiar también podría explicar el hecho de que se haya convertido en un padre tan entregado. En este punto la vida le volvió a golpear hace unos años con la muerte de la madre de su hijo Jan.
A lo largo de su vida Antonio Orozco se ha dado a los demás, ha trabajado lo que fuera necesario para sacar adelante a los suyos a veces incluso cayendo en el error de abandonar lo más importante, el tiempo de calidad que se le dedica a estos.
«He aprendido a dar prioridad a las cosas más importantes que, quizás, era las que más tenía abandonadas«, se sinceraba este en una charla con El País. Con los años uno va adquiriendo aprendizaje según las experiencias que ha vivido y de la pérdida de tres personas importantes en su vida en los últimos años a Antonio Orozco ha aprendido que al final la vida son los pequeños ratos que disfrutamos junto a los nuestros.
Para lograr esa «paz interior» de la que hoy disfruta, el artista ha necesitado mucho tiempo. Este confiesa que su vida no habría sido igual si hubiese tenido la presencia de su padre en su camino a convertirse en un adulto. «Si yo hubiera tenido a mi padre las cosas me habrían ido bastante mejor«, confesaba este sobre la parte más amarga de la fama, pues aseguraba que llegó «a perderlo todo» en hasta dos ocasiones. La primera cuando decidió que su destino era la música, y la segunda en el año 2007 «de la mano de mi mejor amigo«.
«Yo no tenía experiencia, mi familia tampoco, y esto se convirtió en una merienda de lobos a ver quién se llevaba el pedazo más grande. Ha sido muy difícil. Soy dueño de mis actos y mis decisiones pero si hubiese tenido a mi padre eso no me pasa«, reconocía.
Sabedor del papel fundamental de un padre, que representa la experiencia, Antonio Orozco se desvive por su hijo Jan, ya todo un adolescente, del que presume constantemente en redes sociales. Este ha heredado el talento y la pasión de su padre por la música y, quién sabe, quizá este siga interesado en explorar los mundos de la música para dedicarse a ello en un futuro. De momento ¡apunta maneras!
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