Sálvame ha sido muy productivo en su propia y particular celebración de Halloween. La trama Flores-Riesco sigue pululando alrededor del formato con nuevos datos y nuevos…protagonistas. El último en ser señalado como uno de los amoríos de Marta Riesco, la famosa reportera de Ana Rosa Quintana, es Alonso Caparrós.
Laura Fa, en su afán de enemistarse con todos sus compañeros de plató, señalaba sin ningún pudor un posible idilio amoroso entre Alonso Caparrós y la joven reportera. El mítico ex presentador abandonaba el programa hecho un mar de lágrimas. La mayor preocupación de Alonso era su mujer, Angélica Delgado, una de las máximas prioridades de su vida.
«Hay dos partes en mi vida fundamentales. Una es la que está descrita en entrevistas y en un libro, en la que yo he tenido un tipo de vida. Otra es el momento en el que yo conocí a mi mujer y, a partir de ahí, es sagrada. A quien se le ocurra tocar esa parte de mi vida lo va a pagar caro. Me ha costado mucho llegar a esta situación» el colaborador no pudo ser más tajante en su alegato.
Alonso, completamente desarmado y devastado, negaba la mayor y la dura acusación de una Laura Fa muy cobarde. La catalana reculaba ante la severidad del rostro de su compañero: «Es más fácil decir que no ha pasado nada. Y yo te creo y te creemos todos».
Fa no necesitó mucha ayuda para hacer que Caparrós terminara por explotar. Nuria Martín y Belen Esteban comentaron con la boca pequeña (pero toda la intención del mundo) que ellas mismas habían dudado de si el colaborador había tenido un amorío extramatrimonial con la reportera.
Alonso, perplejo, contestaba derrumbado a las que consideraba hasta el momento como sus colegas: «Me duele muchísimo. Eso demuestra que ni me conoces ni te has tomado la molestia de conocerme». Tras esta dura afirmación, el presentador de Furor abandonaba abatido el plató. Nuria Marín, consciente del daño que había ocasionado, perseguía a Alonso Caparrós enfundada en su disfraz de Marilyn Monroe.
«¡Alonso! Vamos a retomarlo bien. Escúchame una cosa, no quiero que te vayas mal. Lo que habla Belén es algo que hemos visto como espectadoras en casa. Igual fue un momento de ‘ji ji, ja ja’, cuando le dijiste a Carlota ‘no mires las fotos’. A mí me llamó la atención ese momento»: la presentadora intentó hacer todo lo posible por recuperar el hilo de la discusión en plató y no fuera de él.
Tras la necesitada pausa publicitaria, pudimos ver a un Alonso Caparrós más tranquilo que volvió a tomar la palabras para defenderse: «Insisto en lo que he dicho. Vosotros me conocéis y sabéis mi historia. Me veis todos los días y sabéis cómo soy de abierto y simpático. Que se os ocurra, y lo digo totalmente en serio, que yo puedo estar engañando a mi mujer…».
La calma del colaborador se debía a las palabras de su mujer, Angélica, con la que había hablado durante el parón por publicidad y que sirvieron de bálsamo sanador para Caparrós: «Ella, como siempre, me da los mejores consejos. Me dice que todo está bien, que no le dé importancia. Que vosotros no se la estáis dando. Yo pienso que quizá, a lo mejor, después de escucharla, exagero con estas cosas«.
El tema se zanjaba (por el momento) con unas últimas palabras del colaborador reafirmando su nueva vida y el amor que tiene por ella: «La vida que tengo ahora y Angélica son lo hacen que me mantenga en pie. Que siga queriendo ser el Alonso que quiero ser. Me duele mucho. Me preocupa que mi vida se tome a la ligera a día de hoy».
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