Lo recomendable en la mayoría de los casos es tirar el alimento a la basura, ya que aunque le quitemos el moho, este genera una toxina por todo el alimento que puede hacer que nos intoxiquemos. Así que cómo regla general mejor tirar el alimento para evitar sustos.
Entre los alimentos en los que es más normal que se forme moho están el beicon, las salchichas o los embutidos tiernos, esto es debido a la humedad que hace que proliferen estos microorganismos. Además de los quesos, los yogures y las mantequillas.
Sin embargo la OCU recientemente ha señalado tres alimentos que sí pueden consumirse aunque tengan moho en alguna zona, eso sí quitándolo siempre antes de comerlos, si es posible dos centímetros más allá de la zona afectada para asegurarnos de que no hay restos.
Uno de estos alimentos es el jamón y otros embutidos curados, como el salchichón, luego están los quesos duros, que suelen tener poca humedad, como el manchego o el gouda.
La tercera excepción son las frutas y verduras con carne firme, como puede ser la zanahoria o el pimiento, estas si podemos tomarlas eso si, al igual que con el queso y el jamón, retirando la zona afectada y un poco más incluso.
Tal y cómo explica la web Directoalpaladar.com, «Llamamos moho a varias especies de hongos diminutos (del reino Fungi) que se desarrollan en un medio orgánico, a menudo en descomposición, que resulta nutritivo para su crecimiento. Aunque puede aparecer al aire libre, es más frecuente que surja en espacios cerrados, lejos de la luz, y con una alta humedad. También le favorece las altas temperaturas, aunque eso no impide en absoluto su aparición en lugares frescos, incluso en la nevera. La humedad y la materia orgánica es lo que más le gusta.»
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