Lo primero que debes hacer es entender que se trata de una etapa de grandes cambios a todos los niveles incluso el de sus relaciones personales y eso puede hacer que sea especialmente desordenado, tu hijo está en un momento de cambio en el que está tratando de estructurar su vida, procura ser comprensiva.
Aún así no todo está perdido, no desesperes, hay algunas cosas que podemos hacer para evitar que ese tremendo desorden continúe o incluso vaya a más. Para ello lo primero es pararte a pensar si el orden en su habitación es lo más importante o hay algunas cosas mucho más importantes que tratar. Puede que establecer simplemente unos límites sea suficiente y poner tu parte intentando ser más tolerante.
Lo siguiente es hacerle ver que el orden de su cuarto es su responsabilidad y que depende de él, es decir, no termines ordenándole tú la habitación ya que así sólo conseguirás que todo siga igual y no se responsabilice.
Ten muy presente que cómo en cualquier tema que trates con ellos, negociar es mucho más efectivo que imponer. En este caso ocurre lo mismo, imponerle que ordene su habitación no te llevará más que a tener disgustos y discusiones con ellos. Intenta hacerle ver que ser ordenado tiene mucha importancia y procura establecer unas normas en cuanto a limpieza, pero siempre desde el diálogo.
Una buena estrategia puede ser permitirles que traigan amigos a casa, así se sentirán más obligados a tener su habitación limpia y ordenada, aunque les debemos dejar claro que deben tenerla así por ellos sobre todo, no por los demás.
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