Adelgazar hasta ocho kilos haciendo sólo tres cambios en tu dieta es posible. Has leído bien, solo tres simples cambios para empezar a comer sano y volver a nuestro peso deseado. Tan sólo te bastará el sentido común.
Tres cambios con los que ordenarás tu alimentación y con ello tu metabolismo trabajará adecuadamente y quemará más calorías.
Te ayudará a escoger alimentos sanos casi instintivamente, no se trata de perder esos kilos sino de no recuperarlos en un tiempo récord. Y no tendrás que estar contando calorías constantemente.
Puedes hacerlo todo el tiempo que quieras puesto que es una forma de comer saludable, sana y ligera y puedes perder entre tres y ocho kilos entre cuatro y diez semanas.
El primero es cocinar todo lo que comamos, con muy pocas excepciones (pan, yogures o leche y poco más).
Cuando tienes que cocinar todo recurres a soluciones fáciles cómo el wok y sobre todo con cocciones sencillas e ingredientes naturales que son los que te ahorran más tiempo en la cocina.
Y además evitarás consumir precocinados y alimentos ultraprocesados, excepto lechuga de bolsa, atún en conserva, queso fresco, legumbres cocidas y yogures…poco más.
¿Sabías que…
Hay pequeñas modificaciones para lograr adelgazar:
practicar deporte
sustituye los snacks y dulces por fruta y verdura …
bebe agua en vez de refrescos y alcohol …
reduce la sal …
Come más despacio y comida real
El segundo cambio es no contar calorías sino usar las manos. Contar calorías es de lo que más desanima en las dietas, mide las raciones con las manos, es algo muy intuitivo y además adaptarás la ración a ti y a tu cuerpo ya que es tu mano lo que usas de referencia.
Y tu mano está en relación con tu peso, altura y constitución, con lo que la ración que midas con ella se adaptará perfectamente a tus necesidades.
Para las verduras mide con las dos manos, la ración de carne roja es tu palma sin los dedos, la de pescado y pollo debe cubrir el largo de tu mano, para el aceite la yema del pulgar, para la fruta el tamaño del puño y para la pasta, arroz y legumbres el espacio que ocupan los dedos con el puño cerrado.
Y por último cena menos de lo que desayunas.
Por la mañana necesitas energía para afrontar toda la jornada. En cambio, por la noche, una vez acabada tu agenda diaria, solo tienes que asegurarte descansar bien.
Si te levantas con mucha hambre, haz un buen desayuno, si no tienes mucho apetito divídelo en dos y toma un snack a media mañana. Y si no tienes hambre, no te fuerces a comer al levantarte, ya lo harás más tarde.
La cena debe ser pronto, entre las ocho y las nueve, un par de horas antes de acostarte para haberla digerido cuando te vayas a la cama.
Deben ser ligeras pero no escasas.
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