El aceite de oliva virgen extra es un alimento formado solo por grasa y fitonutrientes, es decir, antioxidantes. Precisamente su composición es la que hace que ningún microorganismo pueda vivir en él y por eso es muy fácil conservarlo.
Pero para que no pierda sus propiedades es importante la forma de guardarlo, te damos algunas pautas.
Uno de los grandes enemigos del aceite es la luz. La luz del sol puede hacer que se pierdan algunas vitaminas sensibles a la luz, como la vitamina E, los tocoferoles antioxidantes del aceite.
Por eso debes guardarlo en aceitera en un lugar oscuro de la despensa o cocina, por ejemplo en un armario.
Debes mantenerlo alejado de humos y vapores que se generan cuando cocinamos ya que el aceite es una esponja de olores, absorbe todo y estos humos lo contaminan y estropean.
Cierra herméticamente los recipientes dónde lo guardes e intenta no dejarlos muy vacíos mucho tiempo ya que el contacto con el aire hace que se descomponga antes y adquiera un sabor rancio. Por eso cierra bien la garrafa y consérvala en un lugar fresco y seco.
La temperatura ideal para conservar el aceite es entre 18 y 24 grados, si es más baja no pasa nada, únicamente que se solidificará porque tiene mucho ácido oleico, verás que aparecen unas bolitas blancas en suspensión, esto es grasa vegetal solidificada que cuando calientes el aceite se mezclará cómo si no hubiera pasado nada, ni el sabor ni las propiedades del aceite se verán alteradas.