Actualmente se está intentado derribar esa imagen que lleva impuesta años como de ser un alimento nutritivo ya que los expertos han insistido en que no es recomendable para una dieta rutinaria.
Según ha informado El Español, “El jamón de york no existe porque la denominación ‘jamón de york’ no aparece en la legislación. La palabra ‘york’ luce hermosa en algunos envases, pero no implica que el producto deba cumplir ningún requisito”, según contó Boticaria García en su libro El jamón de york no existe.
La realidad es que la palabra ‘york’ inmediatamente nos hace pensar que estamos ante un producto que va a ayudarnos a adelgazar por ser sano. Pero, nada tiene que ver.
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Los embutidos no suelen ser considerados complementos muy saludables ya que están procesados, y aunque para muchos no es lo mismo, el jamón york también lo es. Consumir carne procesada puede tener varias consecuencias, pero la OMS advirtió en 2015 más grave: aumenta el riesgo de sufrir cáncer.
Anteriormente hemos dicho que la palabra ‘york’ no existe, es un mero complemento al nombre del tipo de embutido. La legislación española sobre los derivados cárnicos estableció tres categorías. La primera sería la más ‘saludable’, es el jamón cocido “extra” que la carne “oscila entre el 80 y 90% del producto”. La segunda estaría catalogada tiene un 70% de carne y la última tiene un 50% de carne y se añade la palabra ‘fiambre’.
Esto significa que el jamón york no tiene una gran cantidad de jamón en el total de su producto, sobre todo si elegimos la opción de fiambre.
No se puede negar que es un alimento con una cifra de calorías reducida. El problema es que las calorías que contiene no son saludables. Hay alimentos con más calorías que son más saludables que el jamón york ya que este no tiene grasas saludables.