Después de escuchar la crueldad de una atrevida, dando de comer croquetas de perro a un compañero de trabajo, llegan confesiones muy similares al 628547133.
El primero que nos acerca Patricia Imaz tiene que ver con una pobre madre, que no fue capaz de reaccionar después de ver a su hija comerse la carne de perro en tostadas como si fuera un paté. «Casi le da algo».
Casi peor es la historia de este otro oyente, quien no guarda demasiada buena experiencia de su viaje a China. Y todo fue por culpa del idioma.
Era lógico que, leyendo «duck» en el menú, se esperara carne de pato; pero no fue así. «Ya me sorprendió ver que las piezas eran un poco grandes», reconocía este atrevido, al que no le gustó para nada la carne.
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