Llegan las confesiones al buzón de Patricia Imaz para que el resto de atrevidos y atrevidas descubramos de qué somos capaces. ¡Atento!
Mira que, a lo largo de nuestra vida académica, nos encontramos con profesores que nos hacen la vida algo imposible. Aunque a esta atrevida no parecía ocurrirle porque tenía una manera de ahuyentarla.
En una época donde iban a tu casa para darle la lección, ella siempre llenaba su habitación de incienso, consciente de que a su maestra de matemáticas le daba alergia.
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Igual de cruel parece lo que hizo esta otra atrevida con las croquetas de perro. ¡Se las dio de comer a uno de sus compañeros! Él no se quejó, así que ella decidió guardarse el secreto hasta hoy.