YO CONFIESO | La cruel venganza de una camarera con un cliente muy molesto

Rodrigo Díaz

Ahora que volvemos a los bares, Patricia Imaz nos recalca con este confesión el máximo respeto que les debemos a los camareros… Sobre todo porque la venganza se sirve en plato frío.

 

 

 

Esta atrevida nos cuenta el odio que tenía todo su hotel hacia un cliente que pedía 40 veces las cosas. «Ninguno de los camareros quería atenderlo», mostraba esta oyente, que ya tenía claro lo que iba a hacer el día que se marchara.

Sabiendo que se cogería un taxi hasta la capital, le echaron unas gotas de laxante en su último poleo de la tarde. Nunca supieron cuánto efecto tuvo la dosis en el estómago del hombre; tampoco les hizo falta. Ellas y ellos se partieron de risa imaginando las veces que tuvo que parar el taxi por la indisposición del hombre.

Y mucha atención a este otro atrevido, quien arrancaba diciendo que «de joven» tiraba globos de agua a todos los que molestaban en la calle de noche. «Lo hacía de joven y lo sigo haciendo ahora con 38 años porque es divertido», confesaba.