Una semana más, Patricia Imaz nos rescata las confesiones de nuestros atrevidos y atrevidas. Mucho cuidado si tenéis a esta oyente de compañera de trabajo…
Laura reconoce lo mal que lleva cuando le mueven la silla al saludar. Un gesto involuntario de la mayoría de sus compañeros pero que ella detesta.
«No es un gesto de cariño, yo lo odio. Mi silla no les va a contestar», confesaba. Por el tono y la forma en la que nos lo explica, intuímos que su paciencia se ha agotado en ese sentido.
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Y para todos los que hayan tenido hermanos, podrán entender la declaración de esta atrevida. La típica reacción de echar la culpa a él o ella cuando la líes, y parece que siempre la creían. «Soy muy mala persona pero se lo merece», explicaba partiéndose de risa.