Patricia Imaz nos cuenta una curiosa historia procedente de California, Estados Unidos, que puede sucederle a cualquiera… O no.
Después de dos años cuidándola y regándola, hasta el punto de no dejar que nadie se acercase a ella, Caelie Wilkes se llevó una tremenda decepción al ver que su planta no era de verdad.
Se llevó el chasco dos años después, tratando de trasplantarla a otra maceta. «Era una planta perfecta», ha llegado a decir. Con razón su color se mantenía como el primer día…
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