Para el primer oyente, un agradecimiento enorme por confiar en ellos y por haber pasado un 2020 sin un solo problema con su teléfono fijo. Y qué mejor manera de mantener a un cliente que con un villancico personalizado: «Ay, qué clientes más buenos que tenemos en el pueblo…», cantaba.
En la segunda llamada, va a contactar con una peluquería que sí ha tenido más de una queja con su servicio. Primero, no era capaz de desviar las llamadas; después, un inalámbrico que le acompaña con un ruido de fondo; y si fuera poco, ha tenido que quitar el contestador porque saltaba enseguida.