Los primeros oyentes en intervenir sí que recibían y siguen recibiendo. Fabiola agradece que este año hayan recompensado su duro trabajo en la residencia con una pata de jamón, mientras Pilar se muestra igual de agradecida con un décimo de Lotería.
Pili, por su parte, recuerda la broma que le intentaron gastar a su jefe, cambiando el jamón ibérico por uno de escayola. Decimos que lo «intentaron» porque el hombre, con tal de no reconocer la novatada, no dijo nada y sus empleados pudieron disfrutar del embutido.