Se trata de una colección única de cromos de béisbol, pero una cualquiera. Los expertos ya la consideran una de las más importantes del mundo, no solo porque algunos llevan incluso la firma de los deportistas, sino por el gran estado de conservación en el que se encuentran.
Para que os hagáis una idea, un solo cromo con la firma de 1933 está valorado en 100.000 dólares. El señor ya les dejó con la intriga al decirles «os daréis cuenta del valor cuando yo ya me haya ido», y no se equivocó lo más mínimo.