Primero, Miguel explicaba cómo cada uno de sus hermanos tenía una marca distinta: Él una frambuesa en el pie, su hermana mayor un rosal que le recorría todo el brazo y su hermana pequeña una taza de café con leche. ¡Iba a antojo insatisfecho por bebé!
En el caso de Aurora, fueron unos pastelitos que se resistió a tomar su madre cuando fue a comprar el pan; pero lo verdaderamente llamativo fue el antojo de viajar de Laura, que le dejó a su hijo una marca muy parecida a la Península: «Todos bajaban en el Hospital 12 de octubre a ver al niño con el mapa de España».