Por culpa de la cuarentena, los más pequeños están desarrollando conductas y hábitos inusuales que nos preocupan. Hablamos con Rocío Ramos-Paul del caso concreto de los tics.
Nada más arrancar la explicación, un mensaje muy tranquilizador: «Estas cosas van desapareciendo según vayamos normalizando nuestro ritmo de vida».
Además, al margen del coronavirus es habitual ver en los niños de entre cinco y ocho años estos tics. Una muestra de que están «evolucionando» y que nos preocupa inevitablemente.
El único problema es que ese tic acabe convirtiéndose en una costumbre. En la mayoría de casos desaparece con el paso del tiempo, aunque hay casos en los que se puede convertir en una manía.
Para evitarlo, dos puntos clave: enseñarles conductas que sean incompatibles con ese tic y, sobre todo, no volvernos insistentes con el problema. Si te surgen dudas, presta mucha atención al ejemplo que pone Rocío Ramos-Paul con un niño que no para de encoger hombros. ¡Y no le regañes cada vez que lo haga!
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