El amor no tiene edad, o eso dicen. Y muchas veces es así, con finales felices. Pero otras muchas veces esta diferencia provoca que una de las partes se sienta con autoridad sobre la otra. Además, esa “superioridad” puede que nos haga sentir que no somos nada sin esa persona, lo que deriva en una dependencia que nunca es buena.
Sonsi vivió una relación con una persona mayor que ella. Se casaron pero acabaron divorciándose a los ocho años porque ella lo descubrió con una compañera de trabajo. Sonsi estaba enamorada y tenía una gran dependencia hacia él, pero no lo veía. Ahora, después de salir de esta relación tóxica, Sonsi ha rehecho su vida y está feliz. Ella tiene claro que las relaciones con mucha diferencia de edad pueden traer problemas, y más con esa toxicidad que ella sufrió.