Precisamente un año que todos querríamos olvidar será el que todos recordaremos por el fuerte impacto que ha tenido en nuestras vidas, en nuestros hábitos y en tantos y tantos planes de futuro, que muchos esperábamos con ansias.
Son muchos los proyectos de vida que han quedado completamente anulados, y otros cuantos siguen sumergidos en una espiral de incertidumbre y falsas esperanzas.
Todo ha cambiado en una nueva realidad donde las frustraciones, las pérdidas y los miedos ya forman parte de la rutina. Aunque no es fácil, el siguiente paso es aceptar todas estas nuevas emociones y aprender a vivir con ellas. Mi nombre es Alejandro Vera y soy psicólogo y nutricionista en Madrid y quiero ayudarte a conseguirlo.
Frases que se repiten allá donde voy son ’Volveremos a la normalidad’’‘ ‘’Todo volverá a ser como antes’’. En todos mis círculos cercanos, estos son los mantras que parecen representar la esperanza.
Sin embargo, y sin ánimo de sonar pesimista, no puedo evitar sentir cierto rechazo por esta clase de frases. Y es que realmente, nada de lo que creíamos normal volverá a serlo.
Sé que no es fácil asumirlo, y mucho menos cuando las tasas de depresión, ansiedad y aislamiento en España alcanzan cifras entre la población casi superiores a las de la actual pandemia.
Pero creo también que es precisamente ese sesgo de ilusión lo que alimenta la incertidumbre y la ansiedad por controlar una realidad que no está en nuestras manos… Y que ahora vemos que nunca lo ha estado.
La pandemia ha frenado y anulado muchos planes por completo, algo que no es fácil de aceptar cuando estamos especialmente susceptibles a nivel psicológico ni contamos con los apoyos afectivos necesarios.
Y aquí llegamos a la peor cara de esta nueva realidad: el aislamiento. De una forma u otra, todos hemos limitado nuestros apoyos sociales, con la intención de protegernos y también, de acogernos a las restricciones.
Nunca es fácil lidiar con un trastorno mental como la ansiedad o la depresión, menos aún en soledad. Esta nueva normalidad, sin embargo, está forzándonos a aprender a hacerlo.
Más allá de la felicidad, la socialización es un aspecto fundamental para la propia salud del ser humano, una necesidad básica relacionada con la supervivencia de la especie.
Decenas de estudios explican cómo el aislamiento influye directamente en los trastornos de salud mental de mayor gravedad, y cómo el contacto físico puede paliar drásticamente estas patologías.
La nueva normalidad nos ha forzado a todos a buscar nuevas formas de apoyo que contribuyan a nuestra salud mental, tanto como puede hacerlo el contacto físico con los demás.
Psicólogos y expertos en salud mental nos han dado algunas recomendaciones para sobrellevar y gestionar todas estas consecuencias psicológicas que está generando la pandemia:
No podemos saber ni controlar el futuro, pero en nuestras manos está sobrellevar la situación para tener un mejor presente. Pocos estímulos pueden compararse al contacto físico, pero con estos consejos podremos mantener nuestra salud mental en equilibrio.
Estoy seguro que muchas personas firmarían fijar un plazo largo para que acabe todo esto, con tal de saber a qué aferrarse.
Esto es normal, ya que las personas necesitamos tener certezas para sentir control y poder regular nuestras expectativas. La ansiedad que provoca la incertidumbre es brutal y divisar un futuro lleno de incógnitas es lo que está haciendo que muchas personas necesiten acudir a terapia psicológica.
Si este es tu caso, quiero compartir contigo una reflexión: Imagina que vas circulando por una carretera en un día de niebla. La niebla te impide ver donde acaba la misma, pero tú tienes la certeza de que lo hará porque no existen las carreteras interminables.
Sabes que pronto o tarde, llegarás a una ciudad o quizás a un puerto. Bueno, pues esto es lo mismo: que no veamos el final no significa que no esté esperándonos.
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