La mayoría de ellos rechazan cambiar sus hábitos y se niegan a utilizar protectores buscales o tiras para la nariz. Sin embargo, con estos cinco sencillos trucos, se acabaron las excusas.
Tranquilo, no es lo que estás pensando. Nosotros no nos metemos en ese terreno, pero sí te aconsejamos unos ejercicios que fortalezcan tu lengua.
Prueba a sacarla y llevarla lo más lejos posible o elévala y haz presión con tu dedo. De esta manera, evitarás que se vaya hacia atrás durante el sueño, provocando ese molesto sonido del ronquido.
También puedes ejercitarte con música. Diciendo en voz alta algunas onomatopeyas o tocando un instrumento de cuerda, conseguirás fortalecer tu garganta, que es otra de las causantes de que hagas ruido por las noches.
Tocarle o hacer chasquidos pondrá en alerta su cerebro. Así, su cuerpo reacciona aumentando el impulso respiratorio y activando los músculos de la falange. Un remedio temporal si la otra persona ha caído en un sueño profundo.
Renovamos las fundas de las almohadas y de las sábanas por una cuestión de higiene, aunque no sabíamos que eso tiene consecuencias en nuestros ronquidos.
Las personas con alergia o con frecuencia a tener congestión nasal lo pasarán mal con esas fundas que llevan varios días, por la cantidad de partículas que se acumulan. Por eso, nada como unas sábanas limpias. Tus fosas nasales te lo agradecerán.
Acudimos al famoso dicho para hablarte de la última alternativa. Trata de mantener la boca cerrada antes de dormirte para que sea la nariz quien se encargue de la respiración.
Si tienes costumbre de dormir con la boca abierta, no te será nada fácil al principio. Para casos extremos ya han inventado correas muy cómodas que te sujetarán la barbilla y harán el trabajo por ti. ¡Prueba!
Pon en práctica estos cinco sencillos trucos y cuéntanos los resultados. También deberás cuidar mucho más tu alimentación, abandonando las cenas más pesadas y evitando ciertos alimentos como los lácteos.