Jimmy McDonald sufrió un accidente con su kayak y acabó volcando. En mitad del lago y ante las corrientes, con su salvavidas mal puesto porque le apretaba el cuello, poco podía hacer más que esperar la ayuda de alguien que no llegaba. Y decidió rezar a Dios como última alternativa.
¡Y parece que funcionó! A lo lejos comenzó a ver un barco bar donde se encontraban varios sacerdotes paulistas. Lo más curioso es que el protagonista de esta historia llevaba por aquel entonces siete años sin beber una sola gota de alcohol.
The media can’t get enough of @paulists on a Tiki Boat. Note: we were invited for this free ride; we didn’t day drink (much); And we were ready to save at any moment! https://t.co/taNvip7ild
— Eric Andrews (@ericcsp) September 6, 2020