Tres acordes y la verdad, el nuevo libro de Rulo, nace de un ejercicio emocional durante la etapa del confinamiento. Se trata de un conjunto de charlas con África Egido que retratan de manera cronológica los periplos musicales y personales de un joven de Reinosa cuya persecución de sus sueños le llevó a vivir tanto los mejores como los peores años de su vida.
El sueño de Rulo siempre fue escribir canciones, algo que pudo explotar durante su etapa en La Fuga, el grupo de rock que fundó y al que perteneció durante 13 años.
Cuando su tarea como compositor se vio amenazada y la situación con el grupo se volvió insostenible para él, Rulo decidió que era el momento de decir adiós al proyecto de su vida. Como quien abandona una relación tóxica, el artista se fue a curar sus heridas a otra parte.
Hoy charlamos con un Rulo con las heridas cicatrizadas y que, con la perspectiva del tiempo, se atreve a desnudarse emocionalmente en este nuevo proyecto que tiene tintes de biografía pero que no es más que un paseo por la vida de uno de los artistas más aclamados de nuestra música.
«Hice lo que buenamente pude, estaba hecho polvo (…) Solo la gente que estaba conmigo en ese momento sabe lo mal que lo pasé«, expresa sobre cómo enfrentó su salida del grupo, unos hechos que en el libro acoge con honestidad pero al mismo tiempo respeto, ya que, como asegura, «La Fuga fue el amor total de mi vida«.
Un amor al que más tarde, en su renacimiento musical con Rulo y La Contrabanda, dedicó la canción Venecia sin agua. «He tenido rupturas sentimentales muy duras, pero no sé si alguna mayor que la de La Fuga«, se sincera.
Desde que te fuiste, me volví más canalla
Mis dos neuronas te extrañan
Mas triste que Manhattan sin sus torres elevadas
Como Venecia sin Agua
No obstante, asegura que no guarda rencor a nadie porque eso es algo que «impide caminar, es tóxico«, lo que le ha llevado a estar convencido de que no tiene enemigos.
Lo que sí que tiene son grandes compañeros de la música que se han convertido en amigos y que ha ido cosechando a lo largo de los años. Desde Fito Garmendia o Fito Cabrales en sus inicios hasta Dani Martín o Andrés Suárez en su etapa más actual.
A estos ha recurrido para que escribieran unas palabras en su libro sirviendo de alfombra al lector en cada capítulo. Entre ellos está Pau Donés a modo de homenaje con una página en blanco en la que deberían estar sus palabras y que no pudo ser así por su fallecimiento antes de que el libro terminara de completarse.
«Si algo es difícil de superar es su legado musical, pero es que lo ha superado con su legado vital«, expresa el cántabro sobre su amigo, del que además nos recuerda una anécdota en la que una pareja se levantó en un restaurante y se acercó simplemente a decirle a Pau que era un gran ejemplo, palabra con la que se queda para definirle.
Y nosotros nos quedamos con este gran legado vital y con la honestidad de un artista capaz de convertir el dolor en canciones, ejercicio que al mismo tiempo le sirve para calmar el daño y sanar las heridas.
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