Siempre lo hacemos pensando en ellos y, para algunos asuntos peliguados, preferimos ocultárselo o no contarles demasiado porque, a fin de cuentas, «son muy pequeños y no se enteran». Para nuestra especialista no es la mejor decisión, ya que provoca una reacción contraria en el hijo.
«Saben que ahí pasa algo y empiezan a fabular que la culpa la tiene él», ejemplifica Rocío en una discusión típica entre padres. Al no explicarles la situación, ellos buscarán no hacer demasiado ruido para no enfadar a nadie… Aunque sus efectos serán muy negativos: Mal humor, falta de apetito, problemas al dormir…