Hablamos de accesorios como la mejor piscina de bolas, la tarta más grande o el regalo más caro. Si nos detenemos un momento, es probable que nos preguntemos: ¿Dónde quedaron las celebraciones de antes?
Para los pequeños, es más valioso hacerlo como antes, en casa con amigos, sándwiches y refrescos, y que te vea siendo partícipe en las actividades o juegos.
Dejemos esa parte material y centrémonos en lo social. Abandonemos la presión por organizar el mejor cumpleaños y, sobre todo, ayudemos a gestionar las posibles frustraciones de nuestro hijo o hija.
Tal y como señala Rocío Ramos-Paul, no debe tener ninguna importancia que a tu hijo le inviten a todos los cumpleaños ni mucho menos es un drama si a uno de ellos no puede ir o no es invitado.
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