La conducta que tratamos hoy con Rocío Ramos-Paul suele ser muy frecuente en padres y madres, incapaces de frenar rabietas u otras malas conductas de sus hijos porque piensan: «Yo era igual».
Es el caso de Montse y su hija de cinco años. La pequeña está descontrolada: No obedece en casa, no comparte nada con su hermana y monta en cólera cada dos por tres. El problema, dice ella, es que su otra hija también está comenzando a tener la misma actitud.
Ese «yo era igual que mi hija» en el que se detiene Rocío Ramos-Paul, para cambiar el foco de este problema. No es una cuestión de conductas o de introducir normas, sino de hacer un cambio en nuestra propia cabeza.
Aprovecha que sabes cómo se siente
Si tú eras igual a esa edad, comprenderás a la perfección qué siente y por qué se porta mal. Aprovecha esa ventaja para evitar las rabietas antes de que se produzcan, y sé flexible en determinados momentos.
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Sobre todo, señala nuestra especialista, hay que darse cuenta de que «la culpa no sirve para nada». Centrarse en ello no te hará mejorar nada, pero sí lo hará si en tu cabeza solo está la pregunta: ¿Qué puedo hacer yo para que en casa nos sintamos mejor?