Fiel a su cita de cada mañana, Luis Larrodera rescata los dichos más populares de nuestra lengua para desvelar el origen de ellos. ¿Crees saber el misterio detrás de cada uno?
Por ejemplo, ese famoso «entre Pinto y Valdemoro» ha llegado incluso a superar las fronteras de la capital, y lo que muchos se estarán preguntando es lo lógico: ¿A qué se estará refiriendo?
Hace años, la delimitación de uno y otro municipio estaba marcado por un pequeño arroyo, tan pequeño que puedes poner cada pie a los lados de este.
Cuenta la leyenda local que una persona ebria estaba yendo de un lado para otro hasta que se cayó justo donde el arroyo. Ante la risa de la gente, este señor exclamó: «Pues ahora estoy entre Pinto y Valdemoro». Imaginaos la gracia que debió hacer la expresión que la seguimos usando hoy en día.
Otra expresión popular es la de tocar madera, relacionada con ahuyentar la mala suerte. Y es que esto elemento ha tenido un alto valor sagrado históricamente.
Por ejemplo, los persas pensaban que en su interior se encontraba el fuego; los celtas tenían a los árboles como elementos sagrados; o los druidas realizaban todos sus ritos siempre bajo una rama.
Eso mismo nos hemos preguntado al recordar la famosa frase «Estar a la luna de Valencia». Una referencia al despiste de las personas que tiene mucha historia detrás.
En la época en la que la ciudad quedaba rodeada de su antigua muralla, a una hora cerraban las puertas y todos los rezagados que, o no se dieran cuenta o llegaran tarde, se quedaban esa noche sin poder dormir en su casa; es decir, se quedaban durmiendo mirando «a la luna de Valencia«.
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