Es muy importante cuidarla y estar atentos a sus cambios, pues sus funciones son vitales en muchos aspectos del día a día como la capacidad de habla o la digestión.
Por ello, hoy nos ayudaremos del testimonio del doctor Josep Maeso del Hospital CIMA de Barcelona, que abordó recientemente este tema en el portal Bioguía.
De esta manera, os hablaremos de los diferentes tipos de lengua que deberían preocuparnos, clasificándolos por colores, finalizando con la apariencia que debe tener una lengua sana.
En el primer caso, si presentamos una lengua de color rojizo (glocitis), además de sentir dolor y picores, puede ser que nos estemos frotando la zona con demasiada fuerza.
Si no es el caso, las causas podrían venir de una reacción alérgica a productos de higiene bucal y/o a una déficit vitamínico de B12.
También existe la posibilidad de tener grietas blancas en la superficie, sin irritación o enrojecimiento.
Si es así, estaríamos manejando varios motivos médicos: principio de halitosis, acumulación de sarro, problemas digestivos e incluso hongos.
Llegamos al espejo y sacamos la lengua, observando que está muy oscura. ¿Qué puede ser? En medicina se conoce este caso como «lengua pilosa negra» y si bien es cierto que no es una enfermedad como tal, podría estar relacionado con el consumo de tabaco.
Además, el gusto se vuelve algo más agrio.
En este último tipo, conocido como «lengua geográfica», la lengua presenta manchas enrojecidas delimitadas irregularmente entre sí, como si fuesen un mapa.
Cuidado, porque la causa podría estar relacionada con hongos.
Según los especialistas, la apariencia y el tacto de una lengua normal debe poseer estas características.
Para quedarnos más tranquilos o mejorar nuestra salud en esa zona, lo más importante es no descuidar la higiene bucal, afín de evitar los anteriores tipos o enfermedades más graves.