Alfonso no sabe cómo reaccionar ante estas situaciones con su hija de 15 años. Con el «cuidado» que se tenía antes, ahora ya no sabe si prohibirlo, verlo con ella, hablarlo…
Podría ser valiente y sentarse a verlo con ella. Pero si hay algo claro es que no deberá tomar la drástica medida de prohibírselo, porque eso le hará llamar más su atención por estos contenidos.
La otra consulta nos llega de Carmen, con una hija de 17 años que no es capaz de superar su ruptura. Le persigue, le llama y hasta le ha pintado el portal.
Deberá tener mucho cuidado con ello porque acabará con una orden de alejamiento. Como bien aconseja Pedro García Aguado, lo mejor es llevarla a un terapeuta para solucionar esa enorme dependencia y reforzar su desapego.
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